lunes, 5 de noviembre de 2007

A propósito de modernismos

¡Que susto me di el otro día, cuando a punto estuve de ser moderna! Todo comenzó una desafortunada tarde de sábado, cuando me encontraba en el centro de Barcelona, odiando a la manada de guiris que se concentran este tipo de tardes en este tipo de lugares (cosa que siempre hace un buen civil de la ciudad condal). Así que llame a mi colegui chuli pachuli Nuria. Lo que yo ignoraba, y más tarde descubrí horrorizada, era que ese encuentro fatídico estaría a punto de hundirnos a las dos en el más profundo modernismo guay del Paraguay (capital Asunción).

La propuesta era: exposición "World Press Photo 07" en el CCCB; empezábamos mal. Después de ver todas las fotos y leer todos sus respectivos pies, comentamos brevemente lo observado. Ya se comenzaba a vislumbrarse lo que iba a ser la tarde. Pasamos por La Central (librería muy moderna) y nos estuvimos como una hora mirando cosas (a mi me salvo una llamada de mi padre que me resto un cuarto de hora, así que la contaminación no fue tan profunda). A Nuria, en cambio, le costó lo suyo salir, ya que los libros publicados en primera edición de autores que no conoce ni su madre (pero que son, eso si, muy modernos) se le tiraban encima. Al fin salió, llena de moratones en su cabeza de intento de intelectual que tiene.

Para recuperarse no tubo mejor idea que depositar sus posaderas en la silla de un bar, también frecuentado por gente moderna, ya que estaba a dos pasos del CCCB y el MACBA (¿ te puedes echar algo más moderno a la cara, por favor?). Ya que estábamos allí, decidimos tomarnos un café. Que ingenuas. En ese momento no eramos consientes de que un café lleva a una conversación, y una conversación, con los antecedentes que acarreábamos de toda la tarde, era muy peligrosa.
Nuria- Tengo ganas de ir a ver la película de Judit Colell. ¿Cómo es que se llama?
Rocío- 53 días de invierno. A mi también me apetece verla. Además el guión es de Gemma Ventura, y nos dijo que quería que le hiciéramos una crítica.

Recopilemos: una exposición en el CCCB, visita a librería y, por último, la guinda del pastel: una directora, una guionista y una película independiente en la misma frase!!! Y todo en una tarde. Un horror. Con Nuria no nos quedo más remedio que rendirnos ante la evidencia de que esa tarde estábamos siendo demasiado modernas para nuestro refinado y exquisito gusto. La solución: volver a nuestros habituales temas de cotilleos varios (antes cotilla que moderna). Después de media hora así, nos vimos con el suficiente valor de afirmar que no eramos modernas.

Sin embargo, el dilema se produjo ante la siguiente paradoja: no podíamos afirmar que no eramos modernas y quedarnos tan anchas, porque ahora la moda entre los modernos es decir que no lo son. Suena ilógico pero es así: negarlo no hace más que confirmarlo. Así que señores, muy a mi pesar: SOY MODERNA (es decir, que no lo soy) (pero si que lo soy, eh?) ufff...

Fin de la historia.

Aclaración: corro un grave peligro de convertir mi blog en monotemático, así que esta es la última vez que menciono a los modernos, al menos de esta forma tan extensa (aunque nunca digas nunca...)