viernes, 30 de mayo de 2008

9 de Agosto: Viena

(...) A Núria le dio una alergia y comenzaron a salirle ronchas enormes por todo el cuerpo y la cara, y comenzó a tener muchos mocos, así que decidimos volver al hostal. Antes teníamos que pasar por al farmacia a comprar algo que parara la alergia de Núria, y al supermercado a comprar algo para cenar. Nos bifurcamos: Núria y Miren a la farmacia y Berta y yo al super. Tardamos muchísimo tiempo porque no nos decidíamos por nada. Cogimos como 20 cosas y volvimos arrepentidas a dejarlas en sus respectivos estantes. Al final casi nos echan porque tenían que cerrar. Pasamos por caja y nuestro espíritu interrailero ahorrativo hizo que guardáramos todo en las mochilas (congelados incluidos) por no tener que pagar los 15 céntimos que valían las bolsas. Una vez en la calle, el cielo de Viena se desplomaba sobre nuestras cabezas. Al cabo de otra media hora llegaron Miren y Núria, empapadas. Nos contaron la increíble historia de su pérdida por las calles de la ciudad imperial. Que raro. Volvimos sanas y salvas al hostal, y lo demás ya es historia.

(Núria, sabes que te quiero, aunque ahora me odies por como he comenzado esta entrada).

jueves, 22 de mayo de 2008

Rebajas de Enero

Un texto reencontrado con mi mano (o más bien con mi teclado)

Sábado, 17:00, parada Plaça Catalunya de la línea verde. Me dispongo a salir a la calle. Asomo la cabeza por la escalera mecánica y veo un mar de gente y, allí al fondo, alejado de la mano de Dios, el Zurich. Solo basta eso para que te entre una especie de relajación intestinal, a pesar de no haber comido nada en todo el día; no puedes reprimir un sincero "me cago en todo". Esa frase pasará a repetirse una y otra vez a medida que vas encontrando las cosas típicas de la época a la que se suele llamar "rebajas de enero"... Y es que la gente se rebaja hasta extremos innecesarios con tal de conseguir la mejor ganga.
Si bien mi espíritu constructivo me llevaría a redactar una serie de recomendaciones para no ser aplastado por las masas en unas fechas como éstas, me veo totalmente incapaz de poder hacerlo. Esto se debe simplemente a que, por más que diga que la mejor solución, la más eficaz y simple, es directamente NO COMPRAR EN REBAJAS, la gran mayoría de los lectores (por no decir todos) se la pasarán por el mismísimo forro. Hasta yo me la paso.
Tranquilos. Aunque no pueda evitarlo, lo que si puedo hacer es advertiros con que tipo de cosas os vais a encontrar. Éstas son, entre otras:
1. Guiris desconcertados que despliegan mapas de 2x2 metros en medio de la muchedumbre (y de paso te pegan una ostia).
2. Mujeres, jóvenes y niñas estirando de la misma camiseta (la última de la colección).
3. Colas interminables de parejas de animales esperando su turno para entrar en el arca de Noé (dícese pasar por caja).
4. Personas intentando meterse en ropas dos tallas más pequeñas (que comprarán de todas formas, por eso de que el precio está tirado).
6. Maridos/novios/padres buscando desesperadamente un sitio donde aparcar las bolsas junto con sus desesperados traseros.
7. Abuelas buscando jerseis rosas con puntillas para sus nietecitas de 17 años.
8. Killas en Mango y megapijas en Bershka.
9. Un sinfín de etcéteras.

Eso es todo lo que puedo decir. Aunque las rebajas de enero nos quedan ya lejos, ya se nos tiran encima las de verano. Valor, hermanos, que ha estas habría que agregarles un punto muy relevante:
10. Cuarenta grados centígrados a la sombra.